domingo, 6 de noviembre de 2011

In Memoriam - Ángel Viejo Feliú


Ángel Viejo Feliú fue presidente del Sporting (desde 1973 al 1977) y promotor de una de las más clásicas escuelas de fútbol de España, la de Mareo. Bajo su mandato, el equipo rojiblanco logró su último ascenso a Primera División y compró los terrenos donde inició las obras para construir la Escuela de Fútbol de Mareo.Abogado y empresario, Ángel Viejo accedió a la presidencia del Sporting en el verano de 1973, al ganar las elecciones por tres votos al otro candidato, Enrique López. Su mandato al frente del equipo coincidió con el descenso a Segunda División, en la temporada 75-76, pero el Sporting regresó a Primera antes de su despedida, en junio de 1977, cuando Manuel Vega Arango tomó el relevo de la presidencia. El inicio de las obras para la construcción de la Escuela de Fútbol de Mareo, con los 50 millones obtenidos por el traspaso de Churruca al Athletic de Bilbao, constituyó la base del exitoso paso de Viejo Feliú por el Sporting. Su etapa al frente del club coincidió con una de las mejores plantillas en la historia del Sporting, en la que figuraban Quini, Ferrero, Ciriaco, Valdés, Castro, Mesa o Tati Valdés.

(Con toda la plantilla en el estadio El Molinón)

(Con toda la plantilla en Covadonga, 1977)

(Con el gran Quini)

(Con Ferrero, Killer y Doria, los argentinos)

(Con Joaquín y Maceda)

(Con Enrique Casas, secretario técnico)

(Enseñando Mareo a la plantilla)

(Construcción de la Escuela de Mareo)

(Con algunos jugadores en la Escuela de Mareo)

(En la Escuela de Mareo después de ganar al Oviedo y subir a Primera División)

 (Traspaso de poderes a Manuel Vega-Arango)


Pedro Luis Fernández realizó un escrito incluido en el libro "Un Siglo del Sporting" editado por la Nueva España que, leyéndolo y escuchando a sus familiares y gente que le conocían, describe muy bien quién era Ángel Viejo Feliú:

Hace muchos años, cursando EGB en los HH Maristas de Oviedo, me llamó la atención la lectura, de aquellas obligatorias para aprobar Literatura de 8º,de Mariano José de Larra, que con su estilo mordaz e incisivo dedicaba allá por el año 1835 un articulo a una costumbre extendida en la época y recogida por algún notable restaurante de nuestro entorno.

Larra escribía sobre el álbum de firmas que estaba de moda en la alta sociedad madrileña de la época. En él, las damas recogían y se intercambiaban firmas, dibujos o versos, según la habilidades de cada cual. Era un autentico repertorio de vanidad. No se podía ser buen amigo y no poner algo en el álbum de tal señora o tener algo en mi álbum de tal relevante personaje. Decía el autor que el álbum era como "un cementerio donde están enterrados los tontos al lado de los discretos, con la única diferencia de que los segundos honran al álbum y este honra a los primeros".

La reflexión me ha venido a la cabeza en múltiples ocasiones y la considero válida para el mundo del fútbol y de los dirigentes que por el vamos pasando. Quizá la diferencia sea que somos muchos más los tontos que hemos sido honrados por el fútbol que los discretos que los honraron.

Sin duda pocos dirigentes, a mi modo de entender, representan mejor este segundo selecto grupo que D. Ángel Viejo Feliú, y pocas personas les puede venir mejor el calificativo empleado por Larra de "discreto".

Quizás de forma tardía y posiblemente no en su justa medida, sus amigos, su entorno y toda la afición sportinguista le ha reconocido sus méritos. Yo no sabría glosarlos,a pesar de mis apetencias, mejor de lo que muchos lo han hecho, pero Ángel ha tenido una capacidad muy escasa en nuestra competitiva sociedad, aunque de auténtica rara avis en el mundillo del balónpie.

Ángel invirtió. Sacrificó el presente para tener un mejor futuro o, mejor aún, para que el sportinguismo, sus dirigentes y sus aficionados tuviesen años y décadas mejores.

Aquel presidente no pudo hacer grandes fichajes, ni recoger muchos trofeos, y a bien seguro no recibió muchos aplausos de su afición. Conociendo a Ángel, tampoco buscó el éxito propio efímero y banal. Y no lo hizo porque la mayor parte de los recursos, de los que disponía en aquellos años, los sacrificó para que Gijon tuviese unos campos de entrenamiento adecuados (Mareo), semillero de las futuras estrellas que darían luz a muchos dirigentes futuros. Mereció la pena, aunque me imagino la fe y el esfuerzo que se tuvieron que necesitar para una tan visionaria empresa.

Hoy, todos reconoceremos que el sacrificio mereció la pena, sin embargo pocos son los privilegiados que tienen esa sabia discreción para no caer en el éxito fácil y rápido.

Dirigentes así a nuestro fútbol le vendrían bien, y a nuestra región le son y le serán imprescindibles.

Ángel ha hecho lo mas difícil: nos ha puesto el ejemplo.

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